El día de los enamorados, casi todos mis alumnos de segundo de eso, recibieron un regalo de enamorados en forma de icosaedro. Un icosaedro que se entregaron unos a otros lleno de caramelos y otras fruslerías. Como siempre que hay muuuuuuuuuuucho alumnado, y una sola profesora al frente, fue un pequeño gran lío, pero como siempre divertido y lleno de energía.
La idea para el montaje de los icosaedros era muy chula, pero tuvimos un episodio desagradable dos días antes mientras empezaba el montaje y hubo que cambiar de planes.Después de colgar unas 30 bolas delante del mural que habíamos preparado con la ayuda de mis alumnos de alternativa de 3º de ESO, algunos pequeños canallas con «nocturnidad y alevosía» destrozaron muchos de los trabajos de sus compañeros únicamente para robarle el pequeño tesoro dulce de su interior. Una pena. Así que tuve que descolgar todo y cambiar de planes. Los icosaedros se entregarían en mano en vez de ir cogiéndolos de una bonita instalación. Arreglamos los destrozos y yo compré muchas chuches para aquellos que se quedaron sin regalo de forma que el viernes todos pudieron recoger su sorpresa.

Mi gran pena fue  que me quedé sin la maravillosa foto que había soñado con los trabajos colgados frente al mural, no obstante os dejo algunas instantáneas con varios momentos de este simpático momento.Los trabajos quedaron más que preciosos.

 

 

 

 

 

 

 

¡GRACIAS CHICOS, UN NUEVO DÍA PARA RECORDAR!

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